2 de septiembre de 2012
Fuente: Abadía Digital
Tenemos las armas más mortíferas. Somos los animales más peligrosos del planeta.
Contaminamos todo. Cada día arrojamos
1.400.000 toneladas de excremento al suelo, a los ríos, mares y océanos. Sólo de mierda! Somos los animales más sucios del planeta.
Envenenamos
el suelo, el aire y el agua. Matamos todo con biocidas y entre nosotros
nos asesinamos unos a otros con agentes químicos y biológicos. Somos la
peste del planeta.
Nos
adueñamos de todo. Nos quitamos las posesiones unos a otros a
puñetazos, hachazos, bombazos, balazos, navajazos, peleas de abogados...
Somos los ladrones del planeta.
Somos glotones, nunca paramos de comer sin hambre. Nos comemos la comida de todos los demás. Somos la especie devoradora del planeta.
Somos una plaga horrible. No dejamos a nadie en paz. Rompemos el equilibrio de todo. Somos los diablos del planeta. Somos los cuatro jinetes del apocalípsis combinados en uno.
Fuente: 123RF
No obstante, si dejásemos de actuar como máquinas y de verdad despertásemos, entonces habría una pequeña ventana de esperanza para evitar que los cuernos del mal nos dominen.
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